La formación recibida en el postulado y el noviciado continúa en el juniorado, que comienza con los primeros votos y continúa hasta la profesión perpetua.  A través de la profesión temporal de los consejos evangélicos, integramos nuestra vida en la Congregación religiosa, continuando el proceso formativo hasta la profesión perpetua. Tiempo para vivir la misión y el carisma de nuestra Congregación de una manera más práctica y responsable, cultivando siempre el fervor en la oración, adoración, la alegría en la misión y una vida acorde con los votos, además de la voluntad de asumir nuevas tareas al servicio de los hermanos y hermanas.  El período de votos temporales es de unos 7 años. Los votos se renuevan cada dos años hasta la profesión perpetua.

La formación espiritual y práctica no termina con la realización de la profesión perpetua, sino que continúa durante toda la vida, a través de la formación permanente. Esta formación nos adapta a un servicio incansable, fiel y alegre, que, con la ayuda de Dios, se prolonga hasta el último encuentro con el Señor.