Nuestras Madres Fundadoras vieron en María el modelo más perfecto y la abogada más poderosa.
La primera manifestación de la espiritualidad mariana se encuentra en las palabras que terminan la primera regla de nuestra Congregación: “todo para la mayor gloria de Dios en honor de” la Santísima Virgen María “/ 31.07.1844./
Gracias a la Madre Francisca, en nuestra Congregación, se ha desarrollado la devoción al Inmaculado Corazón de María y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. En 1885, la Madre Francisca consagró la Congregación al Inmaculado Corazón de María, contando con su protección especial. En 1885, año de su muerte, realizó su primer acto de entrega. Ella misma rezó con gran amor a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y animó a las hermanas a cultivar esta devoción. “Recemos todas sinceramente a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Si es para la salvación, ciertamente vendrá ayuda” / Carta del 7/11. 1879 /. En una de las declaraciones, la Madre Francisca expresó este deseo: “La Santísima Virgen María nos dejó el ejemplo más hermoso, especialmente con respecto a la obediencia, la pobreza y la castidad. Imitemos a la Madre de Dios, así podremos contar con su protección y, a través de ella, también con la ayuda de Dios” / carta del 1875 /.
En el misterio de la Visitación de Santísima Virgen María encontramos nuestra orientación espiritual. Este misterio nos obliga a acoger con fe la Palabra de Dios, como María, y llevarla a la gente “apresuradamente”. Sin temor a las penurias ni a los peligros, con la alegría y la fuerza de la promesa recibida de Dios, debemos adorarlo, amarlo y servirlo / cf. Lc 1,39s /.
La historia dice que todos los sábados por la noche, la Beata María Luiza Merkert reunía en la oración a las Hermanas frente a la figura de la Madre de Dios con el Niño colocada en el primer piso de la Casa – Madre en Nysa. Debajo de la estatua hay una inscripción: “Que la Virgen María con el Niño nos bendigan “.
Con toma de habito, cada hermana recibe el primer nombre “María”, que le recuerda que debe moldear su vocación según ejemplo y a semejanza de María.
Junto con la Iglesia, celebramos las fiestas litúrgicas marianas y rezamos el rosario todos los días por el amor de María; incluimos las necesidades de la Iglesia, la Congregación y el mundo, recordamos a las hermanas vivas y fallecidas, miembros de la Comunidad Apostólica de Santa Isabel, parientes y bienhechores.
En la medalla de la Congregación que usa la hermana de Santa Isabel hay una imagen del exterior de Santa Isabel – Patrona de la Congregación y en el interior la imagen de Virgen Inmaculada.