Que el Señor reciba a su fiel Siervo Papa Francisco en Su Gloria
Damos gracias al Señor Dios por su vida, por un servicio lleno de devoción y amor a la Iglesia. Por reflexionar sobre el sufrimiento del mundo y cuidar el respeto de los derechos de todo ser humano y por el coraje de abordar temas difíciles para el bien de la Iglesia y del mundo.

En la mañana del Lunes de Pascua, en la Casa Santa Marta falleció el Papa Francisco. Precisamente anteayer estuvo presente en la Plaza de San Pedro y nos dio a todos la bendición Urbi et Orbi. La reflexión preparada por el Santo Padre fue leída por el maestro de ceremonias, P. Diego Giovanni Ravelli: “¡Cristo ha resucitado! Este mensaje contiene todo el sentido de nuestra existencia, que no fue creada para la muerte, sino para la vida. ¡Dios nos creó para la vida y quiere que la humanidad resucite! Para él, ¡toda vida es preciosa! La vida de un niño en el vientre materno, así como la de los ancianos o los enfermos, considerados en cada vez más países como personas de las que hay que deshacerse. ¡El Cordero de Dios ha triunfado!” Con este mensaje el Santo Padre concluye su pontificado, en el que siempre se ha situado del lado de los agraviados y de los que sufren. Hoy Cristo Resucitado lo condujo a la casa del Padre.
Damos gracias al Señor Dios por su vida, por un servicio lleno de devoción y amor a la Iglesia. Por reflexionar sobre el sufrimiento del mundo y cuidar el respeto de los derechos de todo ser humano y por el coraje de abordar temas difíciles para el bien de la Iglesia y del mundo.
Nos unimos a toda la Iglesia Universal en oración por el difunto Papa Francisco, repitiendo las palabras del mensaje de ayer: «¡El Cordero de Dios ha vencido, vive! ¡Aleluya!»
Que el Señor reciba a su fiel Siervo Papa Francisco en Su Gloria.